- Radiotocadiscos VICTOR TRE-1000, de 1968 -
Los años 60 fueron la década de transición entre la técnica de las válvulas y la de los transistores. De unos pocos usos iniciales, los transistores con tecnología de germanio comenzaron a utilizarse de forma masiva en aparatos domésticos de consumo, como eran los receptores de radio o los tocadiscos, permitiendo una drástica reducción de tamaños y sobre todo liberarlos del cable que los unía a la red eléctrica y convertirlos en portables. Esta tendencia se desarrolló primeramente en Estados Unidos y pasó luego a Japón, donde marcas como Sanyo, Toshiba o JVC, lanzaron en poco tiempo un gran número de modelos, como el Victor TRE-1000, una atractiva radio-tocadiscos portátil procedente de esta última firma, conocida también por su nombre completo: Japan Victor Company...
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Este aparato, que apenas mide 14 x 25 x 7 cm, fue traído de Tokio a finales de los 60 por un "bailaor" flamenco sevillano que actuó durante algunos años en aquella ciudad, ganándose cierta fama entre los círculos amantes de esta faceta artística, y resulta también que dicha persona era tío de mi mujer, por entonces poco más que una niña, que recibió esta radio-tocadiscos como regalo. Ella lo utilizó durante su adolescencia, hace ahora de eso cinco décadas, tanto para escuchar la radio en su habitación como para disfrutar con sus amigas de las tiernas canciones de la época, que entonces sonaban en las voces del Dúo Dinámico, de Fórmula V, de Los Brincos o de Salvatore Adamo.
Después de esto, la pequeña radio-tocadiscos, que junto a la marca muestra el conocido anagrama del perro Nipper escuchando un gramófono, fue a parar a un trastero de donde por pura casualidad lo rescatamos hace unos días, y entonces me propuse hacerlo funcionar de nuevo, ya que tengo una gran cantidad de discos de los 50 y los 60, y puedo asegurar que no suenan igual en un equipo de alta fidelidad que en el agradable recuerdo que tengo de reproducirlos en casa de mis padres con un viejo Ocean Radio a válvulas, que aún mantenía la reminiscencia de la doble cápsula para los discos "microsurcos" o para los antiguos de pasta, que aún eran llamados "normales".
Aspecto del Victor TRE-1000 con la tapa puesta, después de permanecer cuarenta años en un trastero
El aspecto, como se ve en la imagen anterior, es ciertamente lamentable, suciedad, y moho, aunque por suerte el plástico externo no parece roto en ningún punto. Los mandos también parecen girar sin impedimentos, aunque al ponerle 4 pilas de 1,5 volts (RL20) no da señales de vida, ni la parte de radio ni la de tocadiscos, sin ningún ruido interno que delate el giro del motor.
El brazo del tocadiscos también parece arrancado de su encastre y la aguja está entera pero doblada hacia un lado. Esperemos que la cápsula esté en buen estado porque en caso contrario, por la rareza y antigüedad del aparato, supongo que como recambio será difícil de encontrar.
Una vez abierto, el aspecto no es mucho mejor, nada parece funcionar y el brazo tiene el eje salido de su encastre
Una vez abierta la tapa inferior compruebo que la distribución es bastante clásica, con la antena de ferrita, el módulo de radio y amplificador a contrafase con transformador que ataca un pequeño altavoz. Los transistores son naturalmente de germanio y la potencia, a tenor del tamaño de los transformadores, será sin duda reducida, rondando los 100-150 mW.
También podemos ver el motor de corriente continua para el arrastre del plato giradiscos, con su estabilizador de velocidad regulable, y la fuente de alimentación a corriente alterna, que curiosamente, al estar construida para Japón es de 100 Volts AC. El puente rectificador es un pequeño y compacto rectángulo de selenio sujeto para su refrigeración al soporte del motor, y también puedo ver la etiqueta de un servicio técnico cuyo nombre no recuerdo haber oído antes, pero que indica que en alguna ocasión fue reparado en mi ciudad.
El problema del brazo suelto se repara con facilidad ya que el cablecillo de unión al circuito impreso del amplificador está en buen estado y sólo se debía a un clip de tres puntos que tal vez por no haberse puesto correctamente, se había salido de su encastre.
El interior es bastante clásico, la radio con antena de ferrita, un amplificador a contrafase a transistores de germanio y el sistema de giro del plato tocadiscos
En primer lugar, lo conecto a una fuente de laboratorio de 6 Volts, limito por precaución la intensidad a 100 mA y me dispongo a comprobar las tensiones de las líneas de alimentación. Pronto veo que hay un problema de contactos. El interruptor del potenciómetro, aún estando cerrado, tiene una resistencia altísima. Lo limpio con el mágico spray CRC-2-26 y con un destornillador rasco con cuidado los puntos de contacto.
El circuito impreso tiene buen aspecto, sin hilos rotos excepto uno de antena, pero sin duda todos los contactos del potenciómetro-interruptor necesitan ser limpiados
Sobre este producto, he de decir que llevo cuarenta años utilizándolo, y que sin duda es el mejor de cuantos he probado para la limpieza y protección de contactos eléctricos, eliminando tanto la grasa y la suciedad como la ligera oxidación que haya podido formarse con el tiempo, dejando además una tenue capa protectora que no impide en lo más mínimo el paso de corriente.
Además, este spray no ataca a los plásticos ni degenera las gomas, debiendo tener la única precaución de utilizarlo en un sitio aireado para evitar respirar los componentes volátiles, que tras un par de minutos dejan de notarse.
El CRC 2-26, el mejor limpiador de contactos que he utilizado durante 40 años
Después de esto aplico también CRC al interior del potenciómetro, apartando con cuidado la arandela de baquelita que actúa de tapa de protección. Ahora le toca el turno al conmutador principal de funciones radio-tocadiscos, que por cierto va bastante duro. Un poco de spray en la separación entre la base de contactos y el deslizador, y lo muevo algunas veces hasta que se suaviza. Tras estas rápidas actuaciones lo pruebo de nuevo, y la sorpresa es que al darle de nuevo al interruptor del potenciómetro comienza a escucharse el inconfundible sonido de estática de la radio a través del altavoz.
Aplicando CRC 2-26 a las pistas del potenciómetro
Aplicando CRC a los contactos del conmutador radio-tocadiscos
Bien, de momento, con lo poco hecho ya da signos de recuperación, lo cual me indica que no hay averías electrónicas importantes en la parte de radio ni en el amplificador. No obstante observo que no parece seleccionar bien las emisoras, las cuales cambian al darle al dial, pero siempre salen tres o cuatro "amontonadas" unas sobre otras. El problema parece ser del circuito de antena, sin duda provocado por un hilito de tipo Litz que encuentro suelto procedente de la bobina que rodea la ferrita.
Comprobando el circuito impreso localizo sin dificultad el punto donde iba soldado, restauro la unión con una gota de estaño y el volumen aumenta de forma ostensible, a igual que la selectividad, que ahora ya permite discernir entre una y otra estación.
Sigo comprobando otros detalles, como el altavoz, que sin duda ha acumulado una buena cantidad de suciedad en estos años de trastero, pero al levantarlo me encuentro que la tela de protección está tan incrustada de polvo que resulta imposible limpiarla.
El filtro protector del frontal del altavoz está incrustado de polvo y suciedad
Por este motivo decido cambiar esta especie de fieltro por otra tela igualmente fina que me ha dado mi mujer. Una vez recortada en forma circular y colocada en su lugar, la he pego al plástico con algunas gotas repartidas de pegamento Imedio, siempre cuidando que no invada la parte libre por donde ha de salir el sonido.
Disco de tela de malla fina con la que he sustituido el fieltro anterior
Seguidamente me dedico al motor, que en un principio ni gira y el consumo se dispara hasta los 200 mA en vacío, haciendo actuar el limitador de intensidad de la fuente, cuyo ajuste he tenido que subir. Como en el caso del potenciómetro y los contactos, le inyecto al motor un poco de CRC, intentando que incida lo más posible sobre las escobillas y el colector. Después, actuando sobre su eje con unas pinzas consigo que comience a girar, al principio de forma algo irregular (lo que se nota por grandes cambios en el consumo) pero al poco, a medida que se limpian las delgas del colector, se va estabilizando, bajando primero a 80 mA y luego a sólo 50.
Ahora el motor parece girar suave, pero en cambio el plato lo hace a embestidas, lo cual me indica algún problema adicional con el único elemento intermedio entre ambos que es la polea de arrastre. Desmonto el conjunto y veo que el sistema de presión de la polea está bastante rígido, como si la grasa de base deslizante estuviera reseca. Retiro los restos de la pasta amarilla cuarteada y aplico una pequeña cantidad de grasa de litio, siempre cuidando que no afecte al eje metálico o a la polea de caucho.
Engrasando con grasa de litio el soporte deslizante de la polea de arrastre
Al insistir veo que no basta con haber engrasado la parte superior del soporte deslizante, ya que de alguna manera el conjunto continua moviéndose con dificultad, con lo cual seguirá dificultando la adaptación de dicha polea a la distancia ligeramente cambiante entre el eje y el interior del plato, mientras éste esté girando. Desmonto el chasis para engrasar la parte inferior, observando como de los cuatro encastres de plástico de los tornillos, dos están rotos.
En el soporte del motor sos de los encastres de plástico de los tornillos están rotos. Observar en el centro de la imagen el rectificador de selenio de la fuente de alimentación
En el centro de la imagen anterior también podemos ver el pequeño rectificador de selenio. situado a lado del transformador. Engraso el soporte deslizante inferior, retirando el exceso de grasa con un trapito y luego con un soldador de punta fina reparo el plástico roto de los soportes del chasis, que si bien no quedarán tan fuertes como al salir de fábrica, mientras no apretemos los tornillos en exceso, servirán para su función.
Después de retirar el motor, engrasamos la parte baja del soporte deslizante de la polea
06_02_13
Para permitir el ajuste de las dos velocidades de 33 y 45 rpm, junto al motor hay el circuito regulador de velocidad con dos resistencias ajustables (que podemos ver de forma clara en la imagen anterior), pero el problema es que no tengo ningún estroboscopio para guiarme. Entro en Internet y tras una rápida búsqueda en el Google, localizo varias imágenes de este tipo de gráficos de líneas dispuestas en círculos concéntricos, y en numero tal, que con el plato girando a la velocidad correcta, si se contemplan bajo la luz de cualquier lámpara alimentada a los 50 hercios de la red, ha de parecer detenidas.
La imagen que me bajo, y desde su periferia, tiene tres círculos de ajuste, para 33, 45 y 78 rpm. La casualidad hace dicha imagen tenga también en su centro el anagrama de las conocidas agujas "Fox", de fabricación española, cuyo lema, creo recordar de cuando trabajaba en la reparación de aparatos de sonido, era "Como torres perfectas que leen el cielo". Imprimo el estroboscopio, recorto el círculo con unas tijeras y tras insertarlo en el eje arranco el giradiscos, ajustando con facilidad las dos velocidades. A partir de aquí, compruebo además el buen funcionamiento de todo el conjunto al observar como en el giro del plato no se notan variaciones cíclicas importantes.
Un estroboscopio de Fox, que me bajé de internet y lo imprimí, para poder ajustar las velocidades de 33 y 45 rpm.
Una vez acabada esta parte, le doy la vuelta a la caja y observo que el dial de la radio está muy rayado y completamente mate. Lo desmonto, lo limpio con agua y jabón, y luego lo pulo con pasta de dientes Colgate y un trapito de algodón. Al acabar tiene mucho mejor aspecto, tal vez no como salido de fábrica, pero con una buena transparencia y ausencia de las rayas más visibles.
Ahora le toca al dial. Una buena limpieza y un pulido con pasta de dientes Colgate, lo deja en un estado más que aceptable
La aguja estaba doblada. La desmonto y con cuidado la pongo recta. Sin duda llevará muchos discos recorridos, pero comprobando su punta un microscopio de 50 aumentos no veo desgaste apreciable. Parece estar en buenas condiciones y por tanto voy a seguir utilizándola.
El soporte de la aguja estaba un pelín doblado, pero la propia aguja de zafiro no tiene mala pinta
Después de montar la aguja en la cápsula, la pruebo con cuidado. La cápsula parece estar bien y al tocarla ligeramente aparece sonido en el altavoz, aunque la parte central de plástico flexible que ha de transmitir la oscilación mecánica a la lámina piezoeléctrica, parece algo rígida y esto puede favorecer las resonancias que afecten a la calidad.
Montando la aguja en la cápsula
Lo siguiente será una limpieza puramente estética. Todas las partes que puedo desmontar van a la tina con agua caliente y jabón, donde las voy frotando con un cepillo de dientes, y para aquellas que son fijas utilizo alcohol, que va quitando tanto el moho como la suciedad acumulada durante 40 años.
Una vez todo en su sitio, pruebo primeramente la radio, y me sorprendo de la gran sensibilidad que tiene. La calidad del sonido, pese a la limitada potencia del amplificador y el pequeño tamaño del altavoz, también es más que aceptable.
Una vez montado, y ya limpio y reluciente, la radio del TRE-1000 funciona con gran sonoridad
Y ahora le toca a la parte "tocadiscos". Muevo el conmutador de funciones a esta opción y con el brazo en su posición fija de transporte, el plato comienza a girar. Observo que conmuta bien las 33 y las 45 rpm. Al levantar el brazo y dejarlo sobre un pequeño soporte en la posición más alejada, entre el dial y el asa, observo como el plato se detiene. Se supone que es la posición de "espera" en que el único consumo es el de polarización de los transistores, sobre unos escasos 5 mA.
Después paso a la prueba de fuego con un disco "single" de rancheras de 1963 que a mi padre le gustaba muchísimo. El sonido es tal como lo recordaba del Ocean Radio de cuando tenía 8 años... ¡¡¡ Genial !!! ... Después pruebo algunos discos más contemporáneos, como "Rock n' roll" de Bill Haley y de Jimmy Carroll y su Orquesta.
Esto no es alta fidelidad, ni falta que le hace, es la fidelidad "justa" que necesitan estas viejas grabaciones, dándose el caso que el ruido de fondo del disco casi no se oye, y en cambio recuerdo que en mi plato Thorens con una excelente cápsula Ortophon de sólo 1,5 gramos de peso, resultaba casi insoportable... En fin, a cada cosa lo que le va... en este aspecto opino que la magia de la música tiene que ver con las vivencias que a ella asociamos, pero también con las sensaciones sonoras que guardamos en el recuerdo.
El TRE-1000 reproduciendo uno de los discos que más gustaban a mi padre, allá por 1963, la ranchera "Yo el aventurero", de Antonio Aguilar
Estoy contento... este aparatito va de perlas. Con la radio apenas consume una media de 15 mA, que aumentan a 50 al arrancar el giradiscos y a 65 con un volumen agradable de audición. Pienso que con las cuatro pilas RL20 podrá funcionar sin duda durante horas en la próxima excursión campestre que hagamos con los amigos, a los que estoy seguro, les arrancará más de una sonrisa...
El Victor TRE-1000 limpio y reluciente, a punto de amenizar otros guateques de espíritu "casi" adolescente, aunque 40 años después
Un vídeo demostrativo pone fin a esta restauración, aunque, en justicia, viendo las maravillas que hacen algunos conocidos con aparatos mucho más antiguos y difíciles de recuperar, más bien debería calificarlo como una "reparación con limpieza añadida". Aquí un vídeo del Victor funcionando...
Como postdata de este tema quisiera sumar unos apuntes sobre un modelo muy semejante al descrito y también sobre la marca con el curioso anagrama del perro Nipper escuchando el gramófono, conocido en el ámbito anglosajón como "His Master's Voice", y en España como "La Voz de su Amo".
La historia de este anagrama, que procede de un conocido cuadro del mismo nombre del pintor Francis Barraud, es ciertamente interesante, ya que desde su primer registro como marca comercial en Inglaterra en 1899, ha sido utilizado durante más de cien años y de forma paralela por importantes compañías relacionadas con el mundo de la discografía y la producción electrónica.
Resulta que inicialmente perteneció a la firma inglesa Gramophone and Typewriter Company, que pidió al pintor un nuevo cuadro que mostrara un gramófono de su marca. Pero mientras tanto, en Estados Unidos los derechos de la imagen del cuadro original fueron adquiridos por la Victor Talking Machine Company, por exigencia del inventor francés del gramófono, Emile Berliner, quien a su vez les había vendido los derechos de algunas de sus patentes. La Victor Talking fue absorbida en 1929 por la Radio Corporatión of America, la potente RCA, que también tenía una pequeña participación en la inglesa Gramophone, pasando en América la empresa la resultante a llamarse RCA Victor, y en Europa a formar la compañía EMI. De la rama americana surgió la filial japonesa Japan Victor Company (JVC) que luego se independizó para entrar posteriormente a formar parte de la corporación industrial Matshushita, que ya tenía otras importantes marcas, como la National Panasonic.
La RCA Victor fruto de la compra de la Victor Talking Machine Company, por al RCA en 1929
El pintor inglés Francis Barraud, ante el cuadro de su perro Nipper escuchado el gramófono con suma atención
La japonesa JVC sólo podía mostrar el anagrama del perrito en su propio país, de tal forma que para la exportación de sus aparatos recurría a una filial llamada Nivico (Nippon Victor Company), mientras que en Europa y algunos estados de la Commonwealth la imagen siguió siendo utilizada por la Gramophone y por la EMI, pasando con el tiempo a ser la marca distintiva del conglomerado de tiendas de música HMV, siglas que significan precisamente "His Master's Voice".
Y regresando al TRE-1000, una búsqueda por la red con la ayuda de algunos compañeros me ha permitido descubrir el modelo de Nivico 9200 con radio de AM y FM, destinado a la exportación. Ambos aparatos pueden verse en la imagen siguiente y sólo se diferencian externamente en que el Nivico incorpora antena de FM y el dial es totalmente de aluminio y algo menos elaborado que en el TRE-1000.
Semejanza entre el 9200 de Nivico (izquierda) y el TRE-1000 de Victor (derecha)
Detalle del anagrama y del dial del Nivico 92
Un saludo a todos

